lunes, 12 de enero de 2015

Lego The Movie

Cuando vi el cartel de LEGO la película por primera vez, supe que era una película muy prometedora. Sin embargo, no me esperaba para nada lo que me senté a ver en el cine. A mi parecer, es una película muy completa en todo sentido: tiene su buena dosis de comedia, una animación impecable, una moraleja positiva y un discurso muy poderoso. De simples consejos paternales hasta teología, la película de Lego estimula al público en muchos niveles.

De entrada, es una película con temas y chistes para todas las edades, lo cual permite una buena convivencia entre diferentes públicos, así como evita que los “adultos” que creen que es una película para niños solamente, se aburran al llevar a sus hijos al cine.

El mensaje principal es claro, simple y preciso: la potencialidad. La historia busca enseñar que la determinación y la fe en uno mismo no poseen límites para lo que puede alcanzar, a través de la burla del discurso gastado del niño salvador. Aquí, se eleva al individuo normal (representado por el personaje genérico), con el afán de contraatacar la idea de que las aventuras y grandes logros sólo pueden alcanzarlas aquellos que son “especiales” o que nacen con una fortuna mayor que la del promedio. La sátira es maravillosa, especialmente porque es discreta en su discurso hilarante y te permite creer que la historia avanza del modo clásico, hasta que se da el rompimiento del viejo discurso y se presenta la nueva tesis.

Creo que este son el tipo de películas que más deberían existir, especialmente en tiempos modernos en que todo el mundo se esfuerza en vano en “sobresalir” y en “ser diferente”. Debido a los mensajes masivos actuales creemos que el estándar es malo, cuando es realmente una de las tantas formas de elegir vivir la vida. Nos pretenden entrenar tanto para ser “únicos” y “especiales” que terminamos deconstruyendo el término y recurriendo a extremos dañinos de egoísmo y presunción, pero sin una verdadera identidad propia. Esta es la época del fenómeno de las microcomunidades, los famosos “fandoms” que pretenden darte una identidad única, siempre que te acoples a la regla de su normalidad (who do you think you’re kidding…)

Por ello, Lego nos recuerda que toda persona, sin importar que tan “normal” o “estándar” pueda parecer, tiene la capacidad de cambiar su vida hacia circunstancias extraordinarias si sólo se decide abandonar la seguridad de su monotonía e construir un nuevo camino desde cero. Es un mensaje que, si bien no es nuevo, resulta poderoso en una época en la que la búsqueda de los sueños personales es cada vez más difícil, envuelta en las dificultades cotidianas de una vida capitalizada y deshumanizada.

En otra capa del mensaje, Lego nos recuerda lo que es realmente importante en la vida: no son las ambiciones personales ni encontrar la perfección en cada parte y cada aspecto de la vida, sino que es aquello que muchas veces damos por sentado. Tierno y bastante cursi, es un mensaje sincero que no quema muchos minutos de pantalla, permitiéndole al público disfrutar de la comedia, pero que se entrega de forma resumida, directa y efectiva en pocos minutos de resolución. En un mundo en el que el éxito, el dinero y el poder parecen ser la única meta digna, alguien se toma el tiempo de recordarnos la importancia de tomar un respiro para recibir el caos y disfrutarlo, para estar junto a nuestros seres queridos, no por compromiso social, sino para lograr una conexión adecuada que no sea sólo coexistencia, sino comunicación.

En un nivel aún más profundo del discurso, Lego nos muestra su lado teológico. Cuando damos el quebrantamiento de la fantasía y descubrimos la existencia del mundo real (lo cual de por sí es maravilloso), nos vemos inmersos en la analogía de nuestra propia existencia y nuestra relación intrínseca con lo divino. Ahí está plasmada la necesidad de la creencia en algo superior que es responsable de la propia existencia, sea o no un ser que conocemos a consciencia, es la manifestación de las dudas que tenemos sobre nuestra propia vida y las razones que pueden potencialmente darle sentido. Lo interesante es la doble propuesta que se puede leer en el texto de la cinta: qué pasa si nuestro ser superior tiene otro a quién responderle, alguien más que lo haya creado y con quien nosotros tenemos una relación inexistente pero que sus decisiones terminarán ultimadamente afectando nuestra existencia. Además, levanta la pregunta de si somos seres sujetos a una leyes de determinismo divino, si se nos otorga un papel específico en este mundo o si podemos tener la fuerza de romper los hilos universales en los que creemos estar envueltos y decidir de manera completamente libre, de la forma en la que lo haría una pieza de Lego en el mundo real, adquiriendo un nuevo sentido de “vida”.

Esta es una película con momentos muy acertados y tiene una maestría del manejo de la comedia (tanto inteligente como simple) muy puntual. Debo decir que después de haberla visto ya varias veces, es complicado encontrar un momento en que decaiga el ánimo y tal vez por eso la cinta es tan desgastante: no tiene un respiro, no existe momento en que sea aburrido y que puedas desconectar temporalmente tus emociones del ciclo que dicta la trama.
La animación (finalmente es una película animada) es bastante memorables. Saben que rara vez abordo películas animadas por la razón de que, conozco poco del arte, así que no siempre me siento en la posición de hablar al respecto. Sin embargo, en este caso, la animación no es nada por debajo de una maravilla. Tiene una atención a los detalles bastante sorprendente y una estética saturada que, sin embargo, no es cansada. Además ¡por dios! Es un mundo construido de piezas de Lego, la simple idea ya genera la idea de una estética fantástica y compleja. La construcción de este mundo tiene una capacidad ingeniosa para lograr despertarte la duda de si es una película animada tradicional (stop motion) o digitalmente, o una combinación de ambas, lo cual le aporta cierta verdad a los mundos y las imágenes, ya que es un mundo que parece imposible, pero que podría ser posible con la suficiente dedicación e imaginación.

El texto está construido con la lógica de un niño y esto permite tener un texto con un mundo divertido en el imaginario y cruel en la realidad, permite aceptar sin miramientos las reglas de su mundo y después encontrar un total sentido de objetividad en el surrealismo presentado, una vez que nos enfrentamos al mundo “real” dentro de la historia.

Para mi esta es sin duda una de mis películas animadas favoritas y la que más se aleja del prototipo de esta categoría, lo cual me impresiona.

Siendo sincero y adentrándome a temas más delicados (entiéndase polémicos), yo vería esta película como mi favorita para los premios de la academia en cuanto a animación. Creo y espero no equivocarme que la favorita es “Como entrenar a tu dragón 2”. A mi CEATD2 me gustó mucho y soy un gran fan de las películas, pero yo considero que Lego merece sin duda el premio por su complejidad artística, su texto profundo (que aparenta ser ligero) y las emociones tan vívidas que te provoca experimentar, las demás que están en la contienda se me hacen grandes películas que sí, tiene una animación espectacular (aún no puedo pensar en el dragón alfa sin sorprenderme de lo maravilloso que está construido), pero creo que esta tiene mucho más que eso y, además, es algo más completo y original que toda su competencia… aunque en el lado “negativo” debo decir que es un comercial gigantesco de los productos, pero que funciona MUY bien.

Cinco estrellas, no puedes evitar divertirte y hace unos días comprobé que sólo unas palomitas jumbo para esta película no son suficientes.



Ficha técnica:
The Lego Movie (2014)
Dir. Chris Miller y Phil Lord
De: Phil Lord y Chris Miller
Warner Bros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario