domingo, 4 de enero de 2015

Sweeney Todd parte 1

¿Parte 1? ¡Exacto! Tengo tanto que decir al respecto de esta película musical que pensé en dividir el tema en lugar de hacer un texto gigantesco y complicado.

Para aquellos que no lo saben, Sweeney Todd es sin duda mi musical favorito, Tim Burton es mi director favorito y Stephen Sondheim mi compositor favorito... Entonces, para mi la expectativa era enorme cuando supe que esta película llegaría al cine.

La película tiene ya tiempo y la razón por lanque resistí abordarla en el blog tanto tiempo es miedo. Necesitaba preparar y ordenar adecuadamente mis ideas entorno a la cinta, además, quería evitar en lo posible que me ganara la subjetividad de ser fan y decir que todo es genial (sí tiene mucho genial, aunque no TODO).

Entonces, he decidido que estoy listo para sacarlo de mi pecho.

En la parte uno me enfocaré principalmente en el trabajo de Burton y el desempeño actoral del elenco.

Para mi, Sweeney Todd es de los musicales más complejos de Stephen Sondheim y la evolución de los personajes es un asunto complicado ya que los matices de su condición de villanos/protagonistas pero con condición humana profunda, requiere un desarrollo realista, pero a la vez teatral.

En este entendido, creo que la dirección que tomó Burton fue muy adecuada en términos cinematográficos (ya que hay que considerar que, si bien el texto viene del teatro, el medio es completamente diferente). La dirección de Burton le agregó un poco más de oscuridad a los personajes y creó una atmósfera considerablemente más gótica que lo que se aprecia regularmente en los montajes de teatro.

Gracias al trabajo en sinergia de Burton con Helena B. Carter y con Johnny Depp, la historia del barbero demoniaco obtuvo nuevas dimensiones y matices que tal vez no eran los explorados en el texto original Hugh Wheeler. Primeramente, creo que Burton optó por crear una relación más profunda y ceñida entre Sweeney y Nellie (Mrs. Lovett).

En la versión de Burton, los lazos entre ambos personajes son mucho más fuertes, lo cuál crea una atmósfera de mayor intimidad entre los personajes y le da gran potencia a los actos criminales que juntos realizan.

En contraste con el musical, donde Sweeney se desarrolla como un personaje más solitario y que avanza aceleradamente a la demencia, el Sweeney de Burton se inclina más a un complicado personaje que se debate entre la impotencia y el dolor pero que ha alcanzado un grado profundo de demencia desde el inicio del relato.  Entonces, la evolución dramática que nos propone el film no va del personaje que busca venganza al personaje que termina en una demencia asesina, sino de un personaje perturbado que poco a poco va perdiendo los estribos y sus pocos restos de humanidad.

En el caso de Nellie Lovett, el cambio de estrategia dramática es arriesgado, pero con grandes resultados. La Nellie Lovett que creó Angela Lansbury en el montaje original tenía ciertos toques de ingenuidad cómica: si bien es, en esencia, una villana, es un personaje con muchos escrúpulos cuyo principal motivo para cometer tantas atrocidades son: la desesperación de una vida complicada de pobreza y la soledad emocional tras la muerte del esposo y la aparición del deseo profundo por Sweeney. La Nellie de Helena es un personaje con mayor oscuridad que la de Sweeney. Ella podrá no estar sedienta de sangre, pero posee una mente con una moralidad realmente inexistente. Helena crea un personaje que perturba al observador, ya que es imposible descifrar que tiene en su mente la mayoría del tiempo, siempre con esta sombra de estar escondiendo algo y, a la vez, de ser increíblemente trasparente.

Por supuesto, estos elementos diluyen la comedia (oscura e irónica) que tiene el texto original, al grado que esta es casi inexistente, por lo que el relato se torna mucho más serio y da el brinco de un melodrama victoriano a un thriller gótico con tan sólo unos cuantos ajustes.

La construcción de la atmósfera de decadencia es uno de los grandes logros de Burton y su equipo, ayudados por la facilidad que aporta el medio cinematográfico para lograr esto. Para mí toda la cinta tiene una atmósfera exacta y un chroma que da en el clavo con cada nueva secuencia. El gris opaco que domina en la pantalla no sólo es el adecuado para el género, sino que presenta una visión inglesa victoriana perfecta, en tal situación de decadencia y, además, permite acentuar el rojo excesivo y desmesurado de la sangre (en lo personal, no aprecio completamente la forma en que se creó la sangre para la cinta, pero creo que lo grandilocuente del asunto funciona en cierta medida).

De hecho, quisiera hablar de la secuencia de "By The Sea". Para quienes hayan visto la película, recordarán que este momento es el más atípico de todos, rompiendo completamente con la estética tan constante de la cinta. Por una parte es entendible, considerando que estamos dentro de las fantasías románticas de Lovett, sin embargo, a mi me fascina este rompimiento. En primer lugar, pasar del gris opaco a colores brillantes de carnaval no hace más que acentuar con el contraste la decadencia y oscuridad permanente en la que parecen vivir los personajes y de la cual Nellie intenta desesperadamente escapar. Además de eso, debo decir que es una secuencia bastante llamativa que, si se observa con cuidado, es aún más retorcida que la realidad en la que ellos existen: es decir, dejamos lo decadente pero realista detrás, para entrar a un mundo colorido lleno de fantasías extrañas. Es una secuencia uncanny: la podemos asumir como posible, pero observando con detenimiento vamos cayendo en cuenta de lo ilusorio que es todo: el muelle gigantesco, el color del atardecer, el tipo de boda, las presencias en la playa, son muestras de la psicosis reprimida dentro de la mente de Nellie.

El cast tiene muchos otros grandes aciertos: Alan Rickman como el Juez Turpin (el cuál para mí no es su mejor personaje, pero es un muy buen trabajo), Timothy Spall como el Beadle Bamford (no podría ser más perfecto), Ed Sanders como Toby e incluso Sacha Baron Cohen como Adolfo Pirelli (y posiblemente esta es la única vez en la vida que he tenido algo positivo que decir respecto a Sacha B). Quizá, sean Anthony y Johanna lo más aburrido de la cinta (si bien esto no quiere decir que su desempeño actoral sea malo) como los "star-cross lovers" suelen ser en estas historias.

Con la excepción de Toby, Anthony y Johana (los únicos personajes verdaderamente "inocentes"), todos los personajes terminan muertos al final de la historia. El mensaje es claro: nunca olvides, nunca perdones, y esto aplica para todos. Ya lo dice brillantemente una de las letras de Sondheim: "we all deserve to die" y es cierto. Estos personajes viven en un mundo de culpas compartidas, de suciedad moral de la que ninguno está exento: no es un mundo del bien contra el mal, sino uno en que el mal está al alcance de todos y en el que se vive enfrentándose constantemente a los pecados propios y ajenos, siempre a la espera de que llegue el juicio final. Entonces, los personajes que representan las víctimas de este mundo cruel y que actúan desde su condición de inocencia, invariablemente terminan envueltos en sus propios actos corruptos y manchados por la sangre de los pecados ajenos, la cuál los lleva a cometer sus pecados propios. Quizá el epítome de dicha "lección" sea la escena final, en la cual es Toby quien termina poniéndole fin a la esencia de muerte que representa Sweeney, quien muere de la misma manera que mata, pasando la antorcha del pecado a alguien más quien aprende a vivir bajo las reglas de ese (este) mundo: nunca perdones, nunca olvides.

Bueno, aquí quiero hablar de otro cuadro maravilloso de la película: el final, cuando Sweeney se desangra sobre el cadáver de Lucy. Yo que soy fan de lo hermosamente grotesco, casi enloquezco con este cuadro. Para mí fue poesía pura ver a Sweeney morir con su esposa entre sus manos, lo cuál es en sí la razón de todos los eventos. Esto detiene en seco su sed de sangre al descubrir que ella vivía y que fue él quien en realidad acabó con su vida. Este shock de moralidad contradictoria acaba con la mente de Todd, pasando de la psicosis demente a un estado de profundo vacío: no sólo acaba de perder su único objeto de deseo, sino que ahora es él quien debe pagar el castigo de su propia venganza. Esto es casi una versión de Romeo y Julieta en su esencia más básica, pero con los matices del terror, ya que no son los amantes envueltos en esta aura de romanticismo angelical, sino que son el final perfecto para una tragedia de esta magnitud.

Lo último que quiero discutir en esta primera parte es el tema del canibalismo y la forma en que se aborda como un ritual para la redención y el castigo moral, y a la vez como una práctica social simbólica cotidiana. Posiblemente este tema sea la médula espinal de la obra, en todas sus versiones. Más allá del rencor, el miedo y la venganza, es el canibalismo lo que mayormente aporta al discurso del texto. Estos personajes viven en un mundo en que el canibalismo es una actividad cotidiana (claro, digo "ellos" pero sabemos que no podemos separar este discurso de nuestro propio mundo), ya que los personajes cometen actos pecaminosos y carnales para defender sus propios impulsos, sin importar a quién lastimen de por medio. Los instintos bajos son lo que mueve visceralmente a estos personajes: un deseo carnal (de Anthony y Turpin a Johanna, de Turpin a Lucy, de Lovett a Sweeney), una sed de sangre (de Sweeney a Turpin, de Anthony a Turpin) y la sensación de poder (de Pirelli a Toby, de Turpin a Todd). Ellos viven en un mundo en el que los de arriba se comen a los de abajo, ya que es la cadena natural de la sociedad en decadencia y, por lo tanto, los individuos de abajo se revelan, decidiendo ser ellos ahora los que va a comerse a los de arriba. El asesinato es la única acción redentora en su mundo y la sangre es en lo que se lavan las culpas de los pecadores, convirtiéndose en el trofeo que obtiene el victimario (quien fue víctima) de la víctima (quien fue victimario). Es un discruso fuerte que le habla a una sociedad en crisis que ha llegado a resolver sus problemas de la manera más primitiva: violencia, abuso, agresión, pues son los últimos recursos para enfrentar un poder corrupto que actúa como depredador en primer lugar.

Si no la ha visto, ¡veanla ASAP! sólo recuerden que apresar de todo, es un musical, sólo para que no digan que no les advertí.

Esta es la parte uno, aquí me detengo antes de seguir sin control y mejor nos encontramos de nuevo en la parte dos, para abordar otras dimensiones creativas del film.



Ficha técnica:

Se las debo hasta la última parte.

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