martes, 10 de febrero de 2015

Into The Woods

No la llamaré por su nombre en español. Gracias por la comprensión.

Este es, por mucho, uno de los mejores trabajos de Rob Marshall, junto con Chicago y Memorias de una Geisha. La ejecución del musical en su transición del escenario a la pantalla es muy acertada, lo cual no ha sido algo muy común en las películas musicales más recientes... Pese a que han sido películas amenas, ya saben lo que dicen: nice is different than good.

Into The Woods, para aquellos que aún no lo saben, es un musical de Stephen Sondheim estrenado en Broadway a finales de los 80’s (no lo acaba de inventar Disney). Fue ganador del Tony a mejor música original y mejor libreto original, aunque el premio para mejor musical fue para El Fantasma de la Opera... son los momentos en que la espectacularidad y el dinero, no el arte, hacen la diferencia (lo mismo pasa en estos Oscar con Birdman) pero that’s another story, never mind, anyway...

Como fan de Stephen Sondheim, tenía muchas expectativas en la película y esperaba estar satisfecho en mis pretensiones. Debo decir orgullosamente que así fue.

La dirección de Marshall se nota teatral en un sentido muy amplio. Las expresiones, las intenciones y las coreografías parecen pensadas en un escenario y traspasadas a las “dos dimensiones” de la pantalla gigante. Me queda claro que no todos los directores tienen este pensamiento sistémico ni saben cómo compensar la pérdida de una dimensión (Gene Kelly fue el verdadero pionero), pero Marshall demostró que puede usar la cámara no como un observador sino como un elemento coreográfico que traza su propio movimiento en sincronía con los actores.

El ensamble del elenco es muy bueno, los personajes tienen una química muy sólida entre ellos y, si bien para mí no es el elenco más cohesivo del año, no hay huecos dramáticos ni histriónicos dentro de la cinta. Estoy especialmente impresionado con los trabajos de Lilla Crawford y Daniel Huttlestone, interpretaciones muy sólidas de personajes que no son tan simples (y que mayormente no han sido interpretados por actores tan jóvenes). Resalto que no sólo es cuestión de su calidad vocal o histriónica, sino el trabajo de análisis y comprensión del personaje en un texto que no está creado para niños.

Meryl Streep (as usual) es maravillosa. Si bien para mí éste no es su mejor papel, al menos funciona de forma excelente para catalizar el drama de la historia y como el portavoz principal del mensaje básico de la historia.

Usualmente argumentaría lo ilógico que veo que no se doblen las canciones si va a existir una versión doblada de la película, en este caso no, de hecho, mi argumento es el siguiente: en definitiva no debería existir una versión doblada de la película. ¿Por qué? Principalmente por la complejidad musical y lírica que representa el trabajo de Stephen Sondheim. Sondheim es conocido por su trabajo musical atípico, sus obras no son comúnmente melódicas porque se inclinan más a tener esta cualidad recitativa que es un punto medio entre el cantar y el hablar del personaje, para estimular la interpretación del actor y contrarrestar un poco lo surrealista del género. Para mí, Into The Woods es sin duda el trabajo más importante en la carrera de letrista de Sondheim, el uso del lenguaje, las metáforas y las alegorías no tiene comparación y traducir eso a otro idioma, manteniendo la esencia original es un trabajo tan delicado que si no se va a hacer bien, es mejor no hacerlo.

Otra cuestión técnica que no entendí es la clasificación de la cinta en nuestros cines mexicanos. En Cinépolis (no sé si alguno otro tenga algo diferente), la película está clasificada como “para toda la familia (A)”. Creo que esta es una clasificación mediocre, hecha bajo el prejuicio de la casa productora y sin un análisis real del discurso de la película. ¿La pueden ver los niños? Sí, sin duda, pero no es una película dirigida para ellos, ¿pueden entender el mensaje? Sí, posiblemente, pero no es un discurso dirigido a ellos. El uso de los cuentos de hadas en Into The Woods, desde su versión original, es una metáfora de la vida adulta que ha sofocado nuestras experiencias infantiles... me explico: la moralidad de esta cinta es para adultos porque el uso de los cuentos de hadas no es para “enseñarnos” lecciones de vida, sino para “recordarnos” a través de los giros en estos cuentos, las lecciones que ellos nos enseñaron de niños y que con el tiempo hemos olvidado.

Sin duda es un guión con tratamiento para adultos o jóvenes. Claro, los temas son universales y si los niños aprenden algo no es sorpresa, pero es aprendizaje de segunda mano, porque la historia no les habla a ellos. Tanto las lecciones como las analogías son recordatorios de lo que has olvidado en el camino, de lo que dejaste en el bosque y ahora tienes que regresar para recordar. Finalmente, el mensaje principal (porque hay tela de dónde cortar como para hacerle cientos de vestidos a Cenicienta) se resume en el número que cierra la cinta: “Children will listen”; es decir (por si se los tengo que hacer muy obvio): cuidado lo que dices y lo que haces, tú debes ser el ejemplo, ellos te siguen.

La prueba: observen al público, los adultos y jóvenes estarán clavados con la historia ya para la mitad de la cinta, pero los niños es cuando comienzan a ponerse inquietos... De hecho, había una niña junto a mí en el cine que se tapa los oídos y se quejaba cada vez que los personajes cantaban... I should have laid a spell on her right then, ya no tengo esperanzas para estas generaciones.

Into The Woods, como cualquier otra película musical, tiene muchas menos canciones de las que tiene su versión original. Al construir y adaptar la historia, la selección de las canciones es totalmente acertada. Se usa lo que se necesita y lo demás se adapta de una forma muy cuidada, para cubrir los huecos faltantes por los números eliminados. Hay piezas del musical original que quienes lo hemos visto quisiéramos estuvieran como “No More”, un número muy conmovedor, pero que reconozco hubiera estorbado en la cinta. Ni hablar, todo sea por asegurar un producto de calidad, when the end is right, it justifies the beans.

Estaba muy emocionado cuando me enteré que habría una versión cinematográfica de Into The Woods (al fin, después de 2 intentos fallidos por llevarla a la pantalla grande). Pero mi emoción no venía solamente de mi admiración por la obra original, sino porque al fin tendría la oportunidad de ir al cine a sentarme a ver un guión con profundidad y verdadero contenido, una historia cuyo desarrollo dramático no fuera simplón y en el que los personajes experimentaran verdaderas curvas de personaje, mostrando más emociones que el “amor” y la “preocupación”. Mi temor era el “filtro Disney” que podría tener la cinta, pero la historia se mantuvo, con todo, bastante intacta. Por ello, puedo decir que ir al cine a verla (varias veces) ha sido un respiro de aire fresco muy necesario después de ver fiascos narrativos como Jupiter Ascendieng y Birdman, al fin algo con carne en los huesos me ha hecho muy feliz. I never thougt I could be so happy.

Dos momentos quisiera resaltar con especial ahínco:

El primero es “On The Steps of the Palace”. ¡Qué maravilla de número! El tratamiento que este pudo tener era arriesgado, especialmente al permearse al medio cinematográfico. Este número es un poco largo y en esencia representa el diálogo interno (la disonancia cognitiva) que experimenta Cenicienta al enfrentarse a una decisión importante. Ir de lleno al momento y convertirlo verdaderamente en un diálogo interno es una manera exquisita de logralo. Cuando todo se congela y la vemos a ella pasear por el set preguntándose qué es lo que realmente quiere, es verdaderamente un momento artístico y además con una utilidad muy práctica porque podemos tener al príncipe presente y a la vez justificar el hecho de que ella pueda tener una canción de dos minutos sin que él la alcance en su momento de reflexión.

El segundo es “Agony”. Pero este momento no lo resalto por brillante, sino por ridículo, ridículamente acertado. Posiblemente de toda la película esta sea la firma que Rob Marshall coloca sobre su creación. Con un toque de Chicago y otro toque de Ricky Martin, “Agony” aporta el momento cómico ideal a la cinta que es bastante memorable y que ayuda a romper con el aura del “Príncipe Encantador” que ya tenemos tan naturalizada. Es difícil pasar por todo ese número musical y contener las risas, pero esta reacción natural que tenemos como el público es ideal y necesaria: el primer acto es el “suave” el que sigue la estructura natural del cuento de hadas hasta que el golpe de realidad llega a terminar de hacernos entender la lección.

¿Mi calificación? 9 sin duda, como fan, como espectador, como crítico y como amigo les digo: a menos que realmente no te gusten los musicales, no encuentro razón por la cual esta película no te pueda gustar. Pero, ve a verla y entérate por ti mismo, maybe you’ll learn something new, something you never knew on the steps of the palace.


Ficha técnica:
Into The Woods (2014)
Dir. Rob Marshall
De: Stephen Sondhiem / James Lapine
Walt Disney Pictures

2 comentarios:

  1. Muy buena reseña, y concuerdo contigo, me sentí impresionado por el trabajo de Lilla Crawford, y fue mi favorita. Y On the steps of the palace, fue uno de mis números favoritos, junto con, obviamente, Agony XD

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    1. Es que Agony es insuperable jajaja yo voy a juntar firmas para que hagan la parodia con Ricky Martin y Neil Patrick Harris

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